Introducción:



¿Como decir algo, como escribir algo nuevo cuando ya todo está dicho, cuando cada uno de nosotros lleva en su corazón la eterna sabiduría?.
Estos párrafos no fueron escritos por mi, contienen sabiduría de todos y tienen el propósito, no de ser leídos, sino lentamente incorporados a nuestra vida, acercándonos a ellos ocasionalmente y disfrutando sus gotas de sabiduría en cada ocasión. Dejándonos llevar por la intuición, quien nos dirá por donde y hasta donde.
Considerando que como dicen los que saben, estamos construidos para notar diferencias, el propósito de este texto es mostrar la unidad de Dios, en las semejanzas de la aparente diversidad de la sabiduría.
Este texto trata de ser una síntesis como me ha enseñado un querido amigo y maestro, guardián de tradición Olmeca. Es un tributo, un compromiso por lo que he recibido de diversas tradiciones y puede crecer hasta el infinito sumando cada lector la sabiduría de todos los pueblos de las diferentes edades, e incluso más allá de nuestro mundo.
Este escrito solo pretende ser una guía, el verdadero conocimiento es y ha sido siempre custodiado por todas las tradiciones del planeta en su conjunto, y estas siempre han estado abiertas para todos aquellos que buscan en su interior la eterna sabiduría de Dios con amor y respeto.
Reconozco que existe un ligero énfasis, un tinte, que trata de resaltar la eterna sabiduría mexicana, no con el fin de ponerla por encima de las demás, sino como parte de mi compromiso como mexicano, con el corazón agradecido por lo que he recibido de esta tierra que me dio vida.
Ofrendo este texto tratando de ayudar a difundir nuestra memoria olvidada por muchos, pero siempre custodiada por auténticos Mexicanos.

Pido a Dios guía para ser capaz de transmitir este conocimiento, le pido que sirva para ayudarnos a recordar, a cumplir con nuestra misión planetaria de amor. Al recibir y transmitir este conocimiento, traté de actuar, como me ha enseñado uno de los hombres más sabios en el camino Zapoteca, el camino del amor, que el gran espíritu ha puesto en mi destino: “No soy yo, soy solo un hueso hueco, es Dios a través de mi”. Desde el fondo de mi corazón pido perdón, y agradezco a mis hermanos árboles, cuyos cuerpos sacrificados, sean utilizados para llevar estas palabras, y a la madre tierra y a los elementos por proporcionar las energías para dar nacimiento a este texto.

Tradición Unánime
luz blanca, luz divina
dispersada en múltiples tonalidades
por el humano prisma de la consciencia
cada uno de tus colores guarda en sí la totalidad
el recuerdo de la luz Única


Aquarius: Febrero 2005